Experiencia On Fire

Un año más, tras unas cuantas ediciones, llega la cita imperdible de Agosto; ¿el lugar? Pamplona. ¿De qué se trata? El séptimo festival Flamenco On Fire. Casi como fin de fiesta vacacional unos cuantos asiduos al mismo acudimos sin pensarlo, pues estas jornadas no son solamente una programación, son un montón de encuentros, de reencuentros, de vivencias alrededor de un pintxo de Sabicas, de conversaciones en la abarrotada plaza del Ayuntamiento a la espera de escuchar en su balcón a la Tía Juana, a Mercé o a Juanito Villar, en definitiva, este festival es toda una experiencia.

Como cada año ya desde el tren el viaje promete, pues en la cafetería se escuchan las vivencias de un Manuel Machado y un Cortina que recorren su trayectoria entre risas e ilusión y que desde luego marcan diferencia dos días después en el balcón del Hotel La Perla donde muestran su capacidad para transportarte emocionalmente con temas como la Nana del Caballo Grande. Este mismo tren que muestra los nervios de un jovencísimo Manuel Cerpa debidos a la responsabilidad que supone acompañar a un José Mercé en el Baluarte lleno hasta la bandera. Un Mercé con una versión de sí mismo más parecida a la de un Julio Iglesias por la puesta en escena, en la que hace una primera parte recorriendo su experiencia vital, y una segunda parte con su repertorio flamenco habitual y sus grandes éxitos que el público siempre aclama y donde Manuel demostró grandes facultades a las seis cuerdas.

Y es que esta edición ha dejado huella con los guitarristas jóvenes, con permiso del Maestro Pepe Habichuela y de Riqueni, a los que no pude escuchar pues llegué uno o dos días después de su actuación, y también de Antonio Moya que es un seguro de vida para el cantaor que lo elija a su lado, han resonado los nombres de Joni Jiménez en los previos de Viana como un guitarrista maduro y sensible, Carlos de Jacoba emocionando mientras se acompañaba él mismo al cante, cante que por cierto por lo que nos comentaron bordó en la entrega de premios a Pepe Lamarca, Blanca del Rey y José María Velázquez – Gaztelu, y un Nono Reyes acompañando a al Maestro Juan Villar. Aquí hay que pararse. Y es que el Palacio Ezpeleta vibró al compás de los Cantes de este pequeño gran hombre que pone los pelos de punta gracias a algo tan sencillo como cantar con naturalidad. Tan sencillo y tan complejo al mismo tiempo pues cada vez creo más en que esa naturalidad es un don que se tiene o no, pero eso no se aprende. Emociona en cada Cante y casi en cada tercio, incluso hace grande el paso de los años en la garganta porque convierte esas facultades en algo absolutamente secundario. Sin palmeros, únicamente acompañado por la guitarra de Nono, que estuvo al quite del torero de manera impecable consiguiendo también por méritos propios los jaleos del respetable.

También en Ezpeleta asistimos al recital del Purili, jovencísimo valor acompañado por Antonio Moya que mostró sobre las tablas al viejo que lleva en las entrañas. Viejo al que también sacó a relucir, más caliente, con menos nervios y mejorando su actuación anterior, en la Sala Zentral junto a la tía Juana la del Pipa, a la que acompañaba un Manuel Parrilla magistral. Una Juana que siempre merece la pena y a la que nos gustaría escuchar mucho más a menudo en cualquier programación.

Otro de los jóvenes valores de esta edición ha sido Israel Fernández que en el Auditorio Baluarte puso en pie y a silbar a este fenómeno fan que el manchego causa en su público, más parecido a un público asistente a un concierto de rock que a uno flamenco pero que sin duda asiste a escuchar cante por derecho y por supuesto, Toque, pues el fiel acompañante de Israel no es ni más ni menos que Diego del Morao, con el que hay que darse chocazos en cada nota que expresa.

¿En este festival no hay baile? De alto nivel! Pues Estévez y Paños mostraron la Confluencia entre lo añejo y lo moderno con una puesta en escena y una propuesta de calidad insuperable, cuidado en cada detalle, con un elenco mejor escogido imposible tanto en el cuerpo de baile como a nivel musical pues, el peso que llevan en este espectáculo «El Falo», Claudio Villanueva e Iván Mellen merece resaltarlo.

¿Y los niños?¿Quién se acuerda de los niños? Pues Torombo! Que se rodea de estos, sus padres, sus abuelos, debajo de un árbol para no morir al sol y los explica el compás haciéndoles bailar por bulerías a ritmo de Michael Jackson. Un fenómeno que cree firmemente en que todos tenemos el ole dentro y que sería maravilloso pudiera transmitírselo a estos pequeños en cada festival.

En fin que otro año más recorriendo las calles pamplonicas en compañía de Gamboa, Marisé el tío Pepe, Amparo, David Montes, Rafa Manjavacas, Marga, Paco Manzano y un largo etc de habituales y nuevas incorporaciones para experimentar el chute que te pega Flamenco On Fire. Hasta el año que viene!

Fotos de Paco Manzano.



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