Charlando con… Paco Heredia

«La gente se está muriendo y hay quien está encantadísimo de conocerse por las redes. La cultura requiere intelecto»

Paco Heredia Torres, guitarrista flamenco, entre otras cosas ¿cuándo y cómo decides hacer del toque tu profesión?

En la familia de mi madre son varias generaciones tocando la guitarra, el hermano de mi abuelo, el padre de mi abuelo y el bisabuelo de mi abuelo que ya le tocaba a Manuel Torre, entonces ha sido un poco por tradición familiar. También porque nací en Barcelona y me crié en un pueblecillo que tiene la misma flamencura que un pueblo de Gothenburg, de una ciudad sueca, y siempre tuve el anhelo de hacer la música que se ha vivido en mi casa. Esa nostalgia aceleró que yo aprendiese. Me sentía muy identificado con una música dentro de un espacio que no sentía tan mío y eso provoca que vaya rápido.

Has tirado por la guitarra por tradición familiar pero en realidad tú eres un gran aficionado al Cante…..

Bueno lo del cantaor frustrado creo que es muy común entre los guitarristas pero sí soy muy aficionado y me he hecho cada vez más. Cuanto más escucho, o sea si entendemos que la música es una sucesión de notas que armónicamente son bellas y vamos analizando, todo tiene su sitio. Cuando ya grabas en el estudio e intentas estar muy pendiente de otros espacios, te das cuenta más si cabe de la belleza y de la dificultad y del privilegio que tienen los cantaores. Es tan admirable… A veces he intentado en el estudio meter voces de referencia y yo mismo me he auto expulsado de ahí, me he dicho no lo vuelvas a hacer nunca más y he pillado conejillos de indias que son como traductores… Mira mi madre, canta muy bien, pero ella nunca lo ha sabido y siempre ha cantado en celebraciones y demás. Cuanto mayor me he hecho, más cuenta me he dado de lo bien que lo hace hasta el punto en que, en una época en la que ella viajaba conmigo para cuidar de mi hija, más de una noche ha abierto la boca en reuniones, ha empezado a cantar por Tangos y se ha acabado la fiesta. El Farru, con los cantaores que llevaba y decía – hay que ver que siempre estamos detrás del conocimiento y lo que es cantar con pasión y con corazón – . Ahí está la verdad cuando una persona funciona sin conocimiento, por las emociones. Soy un loco enamorado del Cante, sí, y la guitarra ya ha llegado un punto en el que soy guitarrista y no hay vuelta atrás pero si hubiera tenido la oportunidad de estudiar cualquier cosa que tuviese relación con la voz en sí, te juro que lo hubiese hecho porque es un misteriazo. Hay gente que tiene una forma de afinar y de hacer movimientos que se sobrepasa de lo que llaman la doble voz… Todas esas cosas cuando las escuchas y las pillas dices madre mía…

¿Sabes que Rocío Márquez hizo una tesis doctoral sobre la técnica vocal en el Cante Flamenco?

Mira eso es una de las cosas fundamentales que debemos hacer los músicos. Si una cantaora tiene tanta inquietud por la voz y tanta insistencia y es tan persuasiva con el conocimiento por lo que tiene a mano, al final va a ser un estandarte para su carrera. Por desgracia en el flamenco hay mucha gente que se ha conformado con cantar, con tocar bien, para gustarnos y al final en los tiempos que corren hay que dar un paso más. Yo no pretendo tener por bandera el intelecto porque sería un farsante, yo no tengo eso, no tengo una carrera, no tengo nada que lo justifique pero sí pienso que tengo que ser un abanderado de la cultura, es decir, si yo, con mi arte y mi trabajo puedo llegar a la gente, pero además, me esfuerzo porque mi música se entienda aún más mediante la expresión, mediante escribir un libro, bienvenido sea, pero siempre hablando desde el punto en que, habiendo estudiado en el Conservatorio, a mí me han servido más las veinticuatro mil fiestas que he vivido, he aprendido muchísimo ahí, pero cuando ya tienes cierta edad, pienso que lo que me cuentas de Rocío la engrandece y opta por una posición de responsabilidad frente al Flamenco y la cultura. Por las inquietudes se mueve el mundo.

«Es una época muy difícil porque ya la música prácticamente no se escucha, ahora la música se tiene que ver«

Y tienes el añadido de ser músico de Conservatorio. No es muy habitual en el Flamenco, de hecho el Flamenco casi ni está en los conservatorios… ¿Cuál es tu opinión al respecto de esto?

Creo que el saber no ocupa lugar y por supuestísimo tendríamos que hacer que el Flamenco llegase a las escuelas de música y a los colegios y formar parte de nuestra educación. La música tendría que ser una asignatura troncal. No sé si en este momento lo es, lo que sí sé es que alguna vez la han quitado. La música es una ciencia que te va a potenciar el intelecto quizá más que las matemáticas. La naturaleza de los flamencos, como decía Paco de Lucía, es una reunión. Igual que el génesis del Jazz eran las reuniones de la gente negra de EEUU. Están muy bien los Conservatorios pero tampoco puede ser que una persona se saque dos millones de títulos, todos acabados en «or», compositor, productor, ejecutor y todo lo que tenga motor en la música y luego no sepa tocar las palmas por Bulerías. Eso me parece una cosa que no debería pasar en ningún caso. Una persona que quiera obtener un título de esto no debería conseguirlo sin pasar por el área personal, social y emotiva que tiene el Flamenco. Y se está haciendo al revés. El que da el título tiene que ser uno que lo tenga, en vez de la trayectoria. Lo hemos vivido con el caso del Maestro Manolo Franco, del Niño de Pura, que tienen una trayectoria amplísima y digna de admiración y ahora, de repente, no sé quién decide que no están preparados e impone a un señor, que con todos mis respetos lleva el pie en Cuenca y está tocando en Linares. Me parece una aberración. No entendemos el flamenco como cultura, lo entendemos como una asignatura y es un problema. Si el flamenco se estudiase en los colegios desde su origen, al igual que se estudia historia de la música, ¿porqué no se da historia de nuestra música? Es de Juzgado de Guardia que seamos Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y aún no pasemos de este tipo de escenarios. Que en los conservatorios la asignatura sea Flamenco, que no forme parte de la cultura, debería estudiarse en los colegios, seas músico o no. Si todos tuviésemos ese principio de esta música seguramente todas las cosas que vienen después no pasarían. El flamenco no se entendería como una música de guiris, no se entendería como algo a exportar como si fuésemos aceite o jamón. Los que hacen las estructuras estudiantiles de carrera tendrían que tener en cuenta esto, no deberían pasarlo por alto. En mi caso no me hice ni músico, ni flamenco. Me disciplinaron. Hice la carrera de soslayo. A mí particularmente no me ha servido. Me ha servido mucho más escuchar los doscientos mil discos que tengo en mi casa. Ayer mismo me enviaron una letra de Dominguito por Fandangos que es para tirarse por la ventana. No sé si esto tiene que tener algún tipo de homologación para estar dentro de los programas pero debería estar.

Ahora tu hijo Antonio está haciendo sus pinitos cantando, tiene gusto e ilusión, ¿lo encaminas hacia eso?¿Estudias con él?

Con mi hijo tengo una relación bastante peculiar por circunstancias que no han sido propiciadas, es así y no pasa nada. Mi hijo canta bien porque tiene muchas emociones con la edad que tiene. Transmite y él no sabe porqué pero lo hace porque tiene muchas cosas que decir. Al final cuando haces esta intromisión en la profundidad te das cuenta que si esencialmente estás vacío tienes que forzarlo, en su caso, como es algo natural, por eso sorprende y toca el corazón y a lo mejor no es hacerlo bien o mal, es tener ese don. Yo como padre sí intento ser el mejor instructor que puedo. Desde muy pequeño le hice entender que nuestra relación se iba a basar más en la calidad que en la cantidad y él en la música sí se ha rodeado de calidad. Tengo la gran suerte de que la faceta como músico la he sobrepasado cuando me siento querido por todo el mundo y si mi niño canta, casi por defecto lo van a querer igual. Es una de las cosas que más me contentan. Más que tocar bien porque al final llegas por tu carácter y por tu forma. Esto es lo que trabajo con él, algo tan sencillo como que sea buena persona, que se deje querer y que sepa querer. Estos milenial lo tienen muy difícil porque al final son más amigos del móvil que de su padre. Es una lucha. Toda juventud tiene una banda sonora y hay mucha diferencia entre escuchar al Lebrijano o a Maluma.

¿Es entonces el arte una cuestión de sangre?

Yo creo que en la sangre está el arte. Tú puedes tener sangre de artista y que nadie se de cuenta porque a lo mejor eres muy introvertido, o no sabes tocar… En el caso de mis hijos por ejemplo, porque mi Ana también tiene su arte, es casi una tradición, algo que han vivido desde siempre pero mi Antonio, es mucho más extrovertido para el arte que mi hija. Como persona es al revés. Por eso creo que el arte está en la sangre pero tienes que tener una necesidad o que te guste mucho. Cuando las cosas son necesidad, cuando tienes un cúmulo de emoción y tienes que soltar, es una explosión. Por eso hay muchos niños que de repente cantan dos letras y te hacen llorar. Creo que es porque aún no les ha llegado el filtro del conocimiento, de la edad, de nada… Cantan por un vómito de emoción. ¿Qué pasa? Que muchas veces hay un padre abogado y una madre farmacéutica, que es genial, y a lo mejor tienen un niño artista y ni si quiera se lo plantean.

En los últimos tiempos a excepción de la pandemia, los artistas vivís prácticamente del directo pero tú acabas de lanzar dos discos, un tributo a Serrat, en el que se meten algunos de sus temas por flamenco en cuanto a ritmo, porque en la voz siguen siendo canciones y también otro tributo a Lorca. Son dos proyectos ligados a dos Maestros, ¿qué buscas en ellos, inspiración, un viaje de su mano, acercamiento a otro tipo de público?

Soy un músico al que le gusta estar muy al margen del protagonismo. Empecé haciendo un disco, «El Niño de la Bella Sonrisa», que lo grabé con veintipocos años y fue una experiencia maravillosa, un aprendizaje enorme pero en cuanto empecé a tocar y a madurar, a entender como funcionan las grabaciones, me siento muy cómodo acompañando. Acompañando no significa sólo acompañar a un cantaor, puedes tener compañeros de viaje, o puedes tener compañeros de proyectos. En este caso no he tratado de buscar la sorpresa, ni la fusión, ni nada por el estilo, simplemente obras de dos grandes genios y artistas, que no son coetáneos pero que creo que tienen una forma de pensar bastante afín. Grabé primero lo de Lorca y me embarqué o me embargué, no lo sé, porque cuesta muchísimo con estos nombres hacer música de ellos, que suene un poco a ti y al final es un trabajazo duro pero que ellos hablen también como músicos a mí me iba a engrandecer muchísimo. Se trataba de hacer la música que me diera la gana y como en realidad sigo teniendo esa parte romántica de la vida, del arte y de la música pues lo hice así.

«Por las inquietudes se mueve el mundo«

Y no es fácil que suene a ti algo que se ha versionado tantísimo…

Sí pero creo que nosotros aprendemos por imitación y por repetición, entonces cuando yo hago algo de alguien es porque lo he escuchado muchísimas veces, hasta el punto de hacerlo bien. Y si el autor no se siente identificado con lo que he hecho, mejor, porque llega el punto en el que lo he hecho mío. Es un robo en toda regla que es maravilloso, deberíamos plantearlo siempre. Creo que todos los músicos deberíamos hacerlo así. Si tienes que versionar algo por lo menos escúchalo mil veces. Escuchar bien una obra te hace clasificarla bien. En el caso de Serrat era elegir la obra y en el caso de Lorca me dieron una serie de temas y recuerdo, que lo que escuché de «Zonrongo Gitano» fue una versión de Raphael, que claro, se alejaba mucho de lo que yo quería pero al hacer la melodía, la hice por Seguiriya y después me di cuenta que este tema lo grabó Paco de Lucía por Seguiriyas también con el desaparecido Iturralde. Lo descubrí después pero al final me di cuenta que ese trabajo que haces tiene un sentido porque terminas sacando melodías que armoniza cada uno en el tiempo que está viviendo pero enriqueces tu música y para mí era cómodo por tener un compañero de viaje aunque hiciese todo en solitario.

Decíamos que vivís de los directos y actualmente, con la pandemia, pocos directos hay. De hecho has sido uno de los artistas que han protestado por las condiciones en las que se realizan las contrataciones etc…. Nosotros hemos hablado mucho sobre esta situación y a veces tú sientes que gran culpa de esto la tenemos los propios profesionales del gremio, desde los artistas hasta los empresarios…

No hay progreso sin autocrítica. La pandemia ha servido para darnos cuenta de lo malos que somos, así de claro, de lo poco solidarios que somos, de lo muy indolentes, de lo poco sensibles que somos…. Y que esto pase en otras profesiones no está bien pero que pase con los artistas y los músicos es de muy mal gusto. La gente se está muriendo y hay quien está encantadísimo de conocerse por las redes. Artistas encantadísimos de escucharse a sí mismos e insisto que la gente se está muriendo. Gente del flamenco que a mí particularmente me han enseñado muchas cosas y nos está bien empleado porque mira, el tío del tablao nos trataba como una mierda y tú lo defiendes a capa y espada porque tienes un puesto de trabajo y nómina. Pues esas nóminas no han servido para nada porque hemos ido a pedir el paro y estamos en el umbral de la pobreza. Repito, la cultura incluye intelecto. Como decía Enrique Morente – estoy a favor de la cultura siempre que no implique bufonería – y es verdad. Yo estoy al lado de la cultura siempre que haya valores empáticos, humanos y sociales pero somos todos unos perros. Al final la gente se va celebrando a sí mismos y haciéndose homenajes a sí mismos en los tiempos que corren. Están esperando a que se abran los tablaos mientras que los dueños de los tablaos salen llorando en los medios y somos todos una panda de gilipollas porque durante todo este tiempo nos hemos conformado con que el señorito pague al musiquito y nos acordamos de nuestros derechos ahora. Yo no soy un caso excepcional pero sí creo que uno es lo que hace y yo he hecho dos discos durante la pandemia que no tengo cojones a publicarlos, ni ponerlos en mis redes porque estoy agobiado y amargado en mi casa, ya que no podemos tocar ni disfrutar de nuestro arte en directo que es algo tan vivo. Mucha de la gente a la que yo necesito para comunicarme se encuentran igual, en un estado pseudo depresivo para que luego haya dos idiotas haciendo como que no pasa nada. Cada uno puede hacer lo que le de la gana pero yo siempre he pensado que los músicos tenemos que ser solidarios, sensibles y tener humanidad porque vamos por la calle todo el rato compartiendo cosas y esa idea tan romántica que yo tenía, se me ha caído. No olvidemos que Paco decía – al final los músicos queremos que nos quieran – y lo dijo sin anestesia. Necesitamos sentirnos queridos en todo momento y llega un punto en el que toda esta gente que ha salido en estas circunstancias tan violentas para muchos, claro que lo hemos pasado todos mal y claro que necesitamos ayuda pero esto se ha convertido en ver quién la tiene más larga. Hice un vídeo del que previamente hablé contigo, mientras se crearon asociaciones etc, ¿tú crees que todo el dinero que se está dando para este tipo de artes escénicas llegará a la persona que está en su casa tocando y que no tiene condiciones? ¿Alguien coteja que ese dinero le llegue a ese músico? Eso es mentira. No va a pasar. No me ha molestado la situación, me ha molestado la indolencia y la pasividad de muchos que después decían que nos merecemos tocar. No se trata de que se abran los teatros por cojones, si está cerrando todo, hasta los bares. Tenemos que ser conscientes de que los bares gustan más que las bibliotecas, hay cosas que gustan más que otras y a lo mejor nos han tocado ser los últimos de la cadena, pero entre nosotros no. Las ayudas para los tablaos, que lleguen al trabajador hasta el último céntimo y que lo ayuden hasta el final de la pandemia porque lleva cuarenta años trabajando y cuando le llegue la ayuda que se la coma. Menos vídeos celebrándose y estando encantado de conocerse y más hablar claro. A lo mejor soy pesimista pero creo que si fuésemos verdaderamente humanos y tuviésemos esta hermandad supuesta, en la que te juro que yo creía, que todos éramos uno aunque tengamos diferentes maneras de expresar o sentir… Una mierda. Somos una especie de tertulianos que cogemos un móvil y nos volvemos majaras. No puede haber gente muriéndose y uno estar encantado de sí mismo. El Flamenco no es así. El flamenco es pena cuando hay pena y las alegrías, aunque son pocas, alegrías, pero de toda la vida la pena es una pena.

¿Dónde crees que tenemos la solución? Evidentemente va a cambiar todo, los espacios escénicos, desaparecen muchos festivales… El otro día escuché habar a alguien de crear de nuevo programas especializados en música para televisión, pero especializados de verdad, no concursos…. Tienes un proyecto precioso entre manos, al hilo de esto que especialmente me hace mucha ilusión que me cuentes….

La pandemia va a condicionar y a hacer un cambio incluso estructural diría yo. Cuando uno se siente artista y tiene la necesidad de expresarse en un escenario, forma parte de un imaginario audiovisual, formas parte lógicamente de todas las artes escénicas. Conjugar con la música puede dar vértigo pero es necesario. Antes comiendo te comentaba que es una época muy difícil porque ya la música prácticamente no se escucha, ahora la música se tiene que ver, entonces sí es verdad que las inquietudes que podemos tener ahora, como están muy condicionadas con las medidas de la situación actual, me lleva a expresar por otros medios y formas. Tengo la costumbre de, de vez en cuando, leerme un libro, ver un documental, a veces escucho discos, tengo esta fea costumbre y con los conocimientos que vas adquiriendo gracias a los pensamientos de uno y otro, te imaginas muchas cosas y en esa imaginación apareció un proyecto. Lo que más ilusión me hace en esta vida es tocar la guitarra evidentemente y creo que al final lo haré bien, pero me dio por plasmar mis inquietudes escribiendo un guión que podrá llegar a ser un proyecto grande o no, siempre con mi mismo modus operandi, que es hacer una cosa y ya veré donde llega. No porque no tenga ego sino porque igual me interesa más seducir en otros aspectos, no por ser un músico flamenco. La cruda realidad es que no somos tan importantes. Hace veinte años se grabaron ya los mejores discos de flamenco, yo ya no quiero más. El caso que me he metido en una puesta en escena que busca personas o personajes del flamenco, que es lo que tiene de genuino este arte, que a lo mejor no son tan conocidos ni en este propio ámbito, tienes que irte a buscarlos y es ese el ejercicio que he hecho pero entrando dentro de la emoción o de lo que yo siento ahora. Cuando coges un bolígrafo en la mano, o te llenas de humildad o mal vas y al final te dicen – esto se va a hacer – y tienes que pensar cómo hacerlo. El ejercicio más noble que puedo hacer dentro de mis posibilidades es dar a conocer el origen de esta música, a través de un documental en el que se muestran aspectos antropológicos, obviamente de entretenimiento, musicales y sociales. A partir de aquí hay muchas posibilidades pero tengo la ventaja de que la puerta que he tocado me la han abierto. Esto es lo que he conseguido en mis cuarenta años, no tengo casa, ni coche, ni moto, no tengo nada más que esto pero ya me parece un logro. Espero que salga a la luz rápido.

Volviendo a tu faceta como músico, te has mezclado con otro tipo de músicas como el Jazz, en las que también te encuentras cómodo. El propio Paco de Lucía, tu ídolo, cambió el Flamenco gracias en parte a su acercamiento a otras formas musicales…¿Cómo lo conociste?

Lo conocí en Nueva York cuando fui pareja de Montse Cortés. Yo ya estaba enamoradísimo de Paco de Lucía, figúrate, pero con él aprendí esencialmente a escuchar y a mirar. Yo era muy consciente de a quién tenía delante. Era una sensación de siempre tener consciencia de estar al lado de la persona que más puedes aprender de este mundo. Nunca me dejé llevar por ser pesado. Lo digo con mucho respeto pero siempre me dijeron que él me tenía también mucho cariño y creo que es porque supe agrardarle desde la prudencia y la humildad. A Paco no tenías que conmoverlo tocando, o sí, no lo sé, pero eso era lo de menos porque era Paco, ¿ qué haces con un instrumento a su lado? Me he atrevido a hacer muchas más cosas gracias a este pensamiento suyo. Si yo no conociera que Paco pensaba eso de mí, habría cosas que nunca me he atrevido a hacer. Yo le hacía gracia porque él tenía la conciencia de que era una persona de pueblo y nunca perdió su identidad pero tenía la inquietud de aprender cosas y era yo creo que lo que le hacía gracia de mí. He trabajado también en el momento de conocer a una persona. Yo con Paco desde primera hora he extrapolado eso a mi música, igual que me ha pasado con Tomatito, con el Paquete, con Josemi, con el tío Pepe Habichuela, con un montón de figurones que tengo la suerte de considerarme su amigo de verdad y sentirme querido por ellos. Creo que es aprender de forma honesta. Por eso me atrevo a hacer cosas de estas, porque sé que si lo hago mal también me lo van a decir.

«La naturaleza de los flamencos, como decía Paco de Lucía, es una reunión«

Antiguamente el Flamenco se vivía en las casas de vecinos, en sus patios, con fiestas privadas, en los barrios, ¿tú lo vives así todavía?

Ahora es difícil. Yo nunca he sido localista ni lo voy a ser pero sí que es cierto que la tradición es un pilar fundamental de la cultura y esto sí es verdad que se mantiene en Andalucía, en las fiestas porque además nos europeizamos y estas costumbres son mucho más sureñas que nosotros en Cataluña que somos prácticamente belgas, ¿no?. Es una pena, ojalá yo hubiese podido dejar ese espacio para mis hijos y mis nietos de vivir cantando y bailando. Cantando y bailando no haces daño a nadie, salvo que lo hagas muy mal ( risas), es sinónimo de que estás feliz. Sacias el espíritu, el alma, no tienes problemas, no hay tanta ansiedad, no genera impuestos…. Cuando cantas y bailas te entran muy pocas ganas de hacer daño a nadie, a no ser que bailes para alguien que canta muy mal

O que bailes para matarte

O que bailes para matarte sí. Ahora en serio deberíamos volver al origen, volver a ser felices. Es muy simple pero debería ser un imperativo y si tiene que ser cantando y bailando mucho mejor.

Muchas gracias Paco. Ha sido un placer.

Gracias a ti.

Fotos de Carmen Fernández – Enríquez.



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