Pamplona. Veinte de Agosto de dos mil diecinueve. El Festival Flamenco On Fire comienza por la mañana con el arranque del mismo en la Catedral Santa María la Real y homenajeaba a la Campana Gabriela de la Catedral por su 500 aniversario. David de Jacoba y Rancapino Chico, interpretaron al cante un martinete, acompañados únicamente con el compás del yunque, que tocaron Josemi y Juan Carmona.

Nosotros llegamos poco después, justo a tiempo para acudir a Civican y dar nuestro petardazo de salida al On Fire con una de nuestras Leyendas vivas, el Maestro Rancapino. Rodeado de una gran expectación, fue presentado por Pablo Carbonell, al que el propio Rancapino casi no deja terminar su presentación debido a su naturalidad y sus ganas de salir a escena. Le acompañaban Antonio Higuero a la guitarra y José Rubichi y Manuel Cantarote al Compás. Comenzaba por Soleá, templando, calentando motores y con el público ya entregado entró por Malagueña y después Fandangos donde siempre triunfa. Trajo parte de su tierra por Alegrías y cerró por Bulerías dejando huella una vez más, pues ver y escuchar al «Robert Redford de África» es siempre un lujo en el que hay que acabar claudicando pasen los años que pasen.

Pintxo Sabicas y corriendo al Baluarte. Nos esperan las «Sombras» de Sara Baras. Con un elenco de órdago y el cartel de «No hay Entradas» el público acabó en pie haciendo salir a la artista unas cuantas veces a saludar. El Cante de Israel Fernández y Rubio de Pruna inspira a cualquiera que lo escuche, es imposible no rendirse a sus pies por lo que, los tacones de Sara en este caso, lo celebran mediante su zapateado, y homenajeando la Farruca. Espectacular vestuario y escenografía. Magnífico acompañamiento en las dos guitarras de Queco Baldomero y Andrés Martínez. Trece coreografías en las que tanto la protagonista como el cuerpo de baile entregaron su máximo. Como decía la periodista japonesa Makiko en su presentación «quien a buen Flamenco se arrima, buena Sombra le cobija!»

Llegaba el turno a Rancapino Chico que cerraba la programación del día en el Hotel Tres Reyes, también con todo vendido para la presentación de su disco en esta ciudad. Voz en off de su padre, aconsejándolo, como en la primera pista que abre su trabajo discográfico y al igual que el padre se templa por Soleá. Alonso grabó rodeado de artistas y amigos y así lo lleva a escena en cada concierto, añadiendo al  elenco una mesa en la que diferentes personas del público disfrutan del recital sobre las tablas. En esta ocasión nada más pudo ser en un par de Cantes debido al tamaño del escenario. Alegrías y Tangos, en esta ocasión sus Tangos compuestos por Cepero a petición del respetable. Fandangos fuera de micro y mostrando la miel. Antonio Higuero y Paco León a la guitarra acompañados por José Rubichi y Manuel Cantarote se marcaron una bulería, únicamente musical, que será difícil de olvidar. En todo momento Alonso fue jaleado y rodeado de olés por el patio de butacas. Pero si hay un número que marca la diferencia en este espéctaculo es el de cierre, una Zambra Caracolera acompañada por el arpa de Ana Crisman y el baile de Aitana Reyes. El Chiclanero ha bebido de la fuente de su padre y por tanto del Genio Manolo Caracol y se muestra en sus Cantes con mucha naturalidad, en este caso mecido por el arpa e inspirado en lo racial y lo elegante de Aitana que combina ambas cosas a través de su zapateado y el baile de sus brazos. Cómo se agradece esta forma de bailar, sin necesidad de saltos, ni excesos, con sencillez, sin pisar el Cante, sabiendo plantarse… Un gusto.

Ahora sí llegó en pie el final de una jornada de ritmo trepidante y a la espera del segundo día que nos espera en Festival Flamenco On Fire.

Fotos de Paco Manzano.