Cuando la hondura arrebata al artista su voz, se mete en su tripa y se expresa a través de sus cantes y su sonanta, sucede algo mágico difícil de relatar con palabras.
El sábado pasado estuvimos en Jerez, la ciudad gaditana se instaló en la Sala García Lorca gracias a José Mijita, Manuel Valencia y David Carpio.
Llegó lo añejo, el Mijita revolvió los sentimientos encontrados de esa noche entre un público que jaleó y admiró su personal manera de trasmitir. Comenzó en Levante y se dolió por Seguiriyas aunque quizá fue por Huelva cuando los olés subieron de tono, tanto para el cante de José como para el toque de Manuel, que como siempre estuvo inmenso.
El Mijita acabó por Bulerías, cantando y bailando y dejando en la Fundación Casa Patas un regusto de bodega, de su tierra, de su mejor forma de vivir y de expresarse, de Flamenco sin más, ese flamenco que siempre gana, ese flamenco que huele y duele a Agujetas, a Plazuela, en definitiva, a Jerez, siempre Jerez.
Tras el descanso David Carpio, misma saga, misma estirpe y por Tonás. Con el mismo acompañamiento al toque, quiso salirse por media Granaía y la Malagueña del Mellizo para llegar a Cádiz por Catiñas. Especiales las Seguiriyas, y por Fandagos, igual que José, recibió ovación y gran admiración del respetable.
En Jerez las fiestas son por Bulerías y así acabó David, primero él solo y después invitando a subir de nuevo al Mijita para entre los dos cerrar un recital sito en lo viejo, en el alma de lo jondo, en la ortodoxia y su saber traerla a las tablas con absoluta naturalidad.
Gracias por traeros un trocito de Jerez!
Fotos de Paco Manzano.
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