Anoche la capital, gracias a la dirección musical de Juan Habichuela “El Camborio”, al Teatro de La Latina y sobre todo, a Lole, se llenó de “Recuerdos”. Así se titulaba el espectáculo que presentaron estos artistas, acompañados a su vez de Paquete como segunda guitarra, Paco Pereda al contrabajo, el pianista José María Cortina, las voces de las hermanas Bautista y la percusión de Lucky y Antonio Losada.
El teatro al completo dispuesto a disfrutar de un recital esperadísimo, ya que hacía mucho tiempo que Lole no se dejaba escuchar por Madrid. A ello sumamos lo emotivo de este encuentro musical, ya que tampoco había venido por aquí tras irse Manuel y encima, el repertorio no dejaba que le olvidásemos ni un segundo. El gitano bohemio estaba entre nosotros, en el aire, se le podía oler, a través de sus canciones, le sentimos otra vez.
La salida al escenario del elenco artístico al completo, con la Montoya vestida de rojo, mantón negro, pelo recogido, elegantísima, cantó de pie, algo tímida en su comienzo, pero da igual, arrancó los aplausos del público antes incluso de comenzar a cantar. Y por fin, su voz: “Cabalgando van los Gitanos”.
Con la salida de la escena de las voces y el piano (hubo entradas y salidas del escenario durante todo el recital), “Dime”, de su disco “Pasaje del Agua” , para mí un himno hecho al amor, interpretado con tal gusto que los olés se escuchaban de continuo. El alma en vilo.
Con todos de nuevo en el escenario, “Tu Presencia” y “Un Cuento para mi Niño” o “La Mariposita” como ella misma la llamó.
Al son de la guitarra de Paquete, una Lole emocionada, dedica “al autor del tema, mi amado Manuel”, “Y tu Mirá”. El corazón por la boca de ella y pegando fuerte en el de los que estábamos allí presenciando este derroche de sensaciones y sentimiento.
Es el momento en que sale la sevillana y sus coristas para cambiar de vestuario y nos dejan al son de las guitarras, magistrales, claro que Camborio y Paquete son dos de los más reconocidos artistas del toque. La vuelta a las tablas con Lole de blanco para cantarle al “Nuevo Día”. Es el momento en que los coros se pusieron más flamencos, ya que las hermanas Bautista mostraron capacidad de sonar por soul, por blues, por lo que quieran.
Sentada, como ella mismo dijo, volviendo a su sitio, “Al Alba con Alegrías”.
Llegó el protagonismo de Paco Pereda que introdujo de forma irrepetible un Bolero de Machín, “No me Vayas a Engañar” y con todos de nuevo hubo “Tangos Canasteros”.
Se acercaba el final con “su carnet de identidad”, “Todo es de Color”, tema que Lole explicaba como estaba Manuel en su balcón tocándola cuando ella pasó por debajo. Él la invitó a subir a escucharlo y quedó prendada de aquella letra. Letra atemporal, como muchas canciones de Manuel, y que por cierto en un principio estaba compuesta para el grupo Triana, pero que finalmente se quedaron Lole y Manuel y llevaron por todos los escenarios del mundo.
Teatro de pie, sin dejar de aplaudir, por lo que volvían con un bis por bulerías, en los que uno a uno los músicos fueron protagonistas, destacando en este momento la percusión de los Losada, y en las que Lole acabó bailando, entragada por completo a un público que la gritaba “haber vuelto a sentirse joven esa noche”.
La voz que según Camarón no desafina nunca, un mito, la creadora junto a su compañero del denominado Nuevo Flamenco, anoche nos removió por dentro, durante dos horas que pasaron como un segundo. Podíamos haber estado 3 días allí, con la misma entrega, con la misma ilusión por volver a verla y con un punto en común de todos los allí presentes, el amor por una época, el amor por unas letras, el amor por un arte, el Flamenco y sin duda, dos de sus protagonistas, Historia del Flamenco, Lole y Manuel.
Foto y vídeo de Carmen Fernández – Enríquez.





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